Lo que siempre amare de los amaneceres es que puedo disfrutar de una paz interior que embriaga todo mi ser. Como se queda en silencio a mi alrededor, me pierdo en el, en ese sol radiante, en el blanco dulce de las nubes como si de algodones de azúcar en ferias hablase, en el dulce aroma del café, como despierta mis sentidos. Los pájaros revoloteando por doquier, sus cantos me recuerdan lo hermoso que es estar vivo y dar las gracias siempre a ti, Dios por un día más, porque respiro, porque puedo presenciar algo tan bello, como el amanecer y decirme a mí mismo ¿Cómo puedo negar tu existencia si todo lo que me rodea es Vida? Una sonrisa se dibuja en mi rostro, un grito interior que anhela el logro de las metas trazadas, acompañado de mis no tan secretos sueños. Y mientras sigo disfrutando de este hermoso amanecer, hay otra cosa que disfruto del silencio por las mañanas, el no escuchar aquellas voces preocupadas de los padres por llevar los chicos al cole, el trabajo y oficios pendientes, actividades diferentes, rutinarias que hacen de nuestras vidas a veces aburridas. Yo odio las rutinas, lo monótono, particularmente pienso que cuando ocurre eso, es porque vivimos sin pasión. Además, que son de las mañanas sin una taza de chocolate con ponques o un buen café con leche (mucha espuma). Un chiste mañanero por muy malo que sea, que despierte ese niño que estuvo dormido, que produzca una sonrisa, un abrazo honesto, ese que dice: “Gracias por ser quien eres, por toparte en mi vida, por alegrar mi día.” Son detalles que por muy simple que sean o suenen, hacen de nuestra existencia un viaje exquisito repleto de placeres hermosos. Y no has escuchado la mejor parte, la mayoría de estos son ¡Gratis! Así que apuntale a tu libro de notas, a tu móvil o donde quieras. La próxima vez no seas tan holgazán y levántate de esa cama, retira esas sabanas y ve el amanecer. Las primeras veces te costara (A mi no me fue muy bien, y los despertadores no le hacen justicia a mi situación), sobre todo si eres de esas personas muy dormilonas o estás en época de vacaciones. La recompensa es grata, ahora para mi es cosa de culto (exagero alguin). Es tu oportunidad para descubrir todo lo que esconden los amaneceres y que no te has fijado por mera distracción… Porque siempre han estado allí.
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